Acepto una conversación con Cárlos Sánchez. Mucho tiempo hablando de muchas cosas, de muchos conceptos que él, con su buena pluma de periodista ha convertido en un artículo para Columna Cero.
Nada que objetar a lo que allí se dice. Efectivamente, la falta de confianza es un virus mucho más contagioso y terrible que el que ahora nos asola. La base de la economía es la confianza y es así desde el principio.
Las víctimas del SARS-COV2 quedan en el camino. Las víctimas del virus de la falta de confianza no pueden quedar. Todos tenemos en mente las víctimas de la anterior crisis financiera. Personas válidas, la mayoría, perfectamente capaces; que quedaron convertidas en «zombies financieros», fuera de la actividad económica y tachadas como «fracasados en los negocios» o «gente que no paga».
Esas víctimas de la falta de confianza de los trabajadores en sus empresas, de las empresas entre sí, de los bancos, de los políticos y de las políticas; ¿a quién se le ocurriría ahora tachar de «fracasado» al dueño de un bar que se ha visto obligado a cerrar? ¿No es más lógico pensar que cierra sus puertas para salvar nuestras vidas? ¿Quién le debe ahora a quién?
Y ahora, los que nos hemos salvado ¿qué estamos dispuestos a hacer para salvar su bar?
Las cifras son asombrosas: 100.000 millones de euros (el 10% del PIB de España), millones de parados más (sin contar con la gente que está en un ERTE), toda la economía comercial, sectores enteros, con la persiana bajada. ¿Cuántos la podrán volver a abrir? ¿Durante cuanto tiempo?
Todas esas son las dudas. Y muy pocas respuestas.
La única que se me ocurrió fue esa: 100.000 millones de euros en confianza. Esa es la inversión de futuro.
Sin embargo, la debacle se prevé inevitable. Pero los que queden en el camino en esta desgraciada situación nunca pueden ser vistos como fracasados y quedar condenados al subsidio. Hay herramientas para salvar la situación de manera más que digna y vamos a ponerlas todas a su disposición.